ORDEN DE LA ENCINA
En una batalla librada contra los sarreacenos por García Ximénez, rey de Navarra, le pareció al rey ver sobre una encina una cruz resplandeciente rodeada de ángeles que la adoraban.
Con la mencionada visión su ánimo guerrero se vino arriba, y tanto le sirvió que, aunque el enemigo ganaba en número, sus soldados ganaron la batalla. Desde aquel día tenía la firme convicción de que debía la victoria a aquella divina visión que había tenido.
Y así fue como en el año 722, fundó una Orden de caballería a la que dio por nombre Orden de la Encina, para dar público testimonio de la gratitud que su reino debía a Nuestro Señor Jesucristo.
Los caballeros de esta orden tenía como divisa una encina verde, sobre un medallón de oro, superada de una cruz encorada de gules.
En su estandarte llevaban bordado por un lado las tres coronas, y por el otro una encina cimada de una cruz, con la siguiente leyenda: Nom timebo millia circundantes me.