ORDEN DE BASILIA
Se
trata de una congregación cuya fundación hay que buscarla en el monaquismo
oriental basado en las Reglas que dio San Basilio. Este Santo de la lglesia,
llamado "el Grande", nació en Cesarea de Capadocia hacia el año 330, falleciendo
en el 379. Fue escritor y teólogo cristiano. Nacido en el seno de una familia
noble, muy pronto renunció a la pompa mundana, abandonando su carrera de
retórico y retirándose a la soledad, deseoso de que sus meditaciones no fueran
perturbadas por nadie. Una vez convencido del camino que debía seguir, se
entregó a él con todo su vigor, lo que le llevó a la fundación de varios
monasterios, muy pronto habitados por monjes que, ya, desde un comienzo, tomaron
su nombre, denominándose "basilios". Por tanto, la fundación de esta
Congregación hay que atribuirsela a San Basilio, que de él partió, como ha
quedado expuesto, la fundación de los primeros monasterios de monjes basilios a
los que dió la Regla que lleva su nombre.
En el año 370, ascendió al cargo de eclesiástico de Obispo de Cesarea y al civil
de Exarca del Ponto. De aquella época data su tremenda lucha con los arrianos
apoyados por el emperador Valente y en la disputa que se desencadenó por la sede
de Antioquía decidió apoyar a Helecio, enfrentándose con el Papa Dámaso que
apoyaba a Paulino. La principal aportación teológica de San Basilio es la
explicación de los términos de "ousia" e "hipóstasis", aplicados a la Trinidad
con la consiguiente aclaración de "consubstancialidad del Padre y del Hijo".
Aunque defendió la divinidad del Espíritu Santo, se abstuvo, sin embargo, por
"táctica" de denominarlo Dios y consubstancial. Su obra principal fue la
renovación de la liturgia sentándose las bases para el monacato oriental. En lo
que se refiere a sus escritos, son muy extensos, comprendiendo numerosos
tratados dogmáticos, así como dos reglas monásticas. Dejó también sermones,
pequeños tratados pedagógicos y un nutrido epistolario compuesto por 365 piezas,
en el que destacan las tres "epístolas canónicas" a Anfiloquio y que hacen
autoridad en la Iglesia griega.
Sabida ya la fundación de los monjes basilios, queda por añadir un hecho muy
importante: La personalidad de otro Santo, Mártir de la Iglesia, cuya obra esta
ligada íntimamente a los basilios. Nos estamos refiriendo a San Josafat
Kuncewicz, el apóstol de la reunión de la Iglesia eslava: Arzobispo de la
localidad de Polock, nació en el año 1.580, en Vlodzimierz (Volinia). De su
niñez basta con reproducir lo que declaró su confesor que, afirmó, durante
proceso, haber oído de boca del santo, estas palabras: "Cuando siendo aún muy
pequeño, fui a la iglesia con mi madre, y ví una imagen del Crucificado, le
pregunté qué significaba y al escuchar su contestación se encendió en mi tal
fuego que el servicio de Dios en la Iglesia fue desde entonces mi más dulce
alegría". Y así debió ser a juzgar por sus hechos: Sus padres eran muy humildes
e incapaces de poder costearle estudios, le enviaron junto a un comerciante
para, al tiempo que le ayudaba, fuera recibiendo, al menos, alguna instrucción.
De como fue su conducta junto a este comerciante baste el dato que, no teniendo
hijos, tal cariño le cobró que estaba dispuesto a su muerte, dejarle todos sus
bienes, nombrándole su heredero. Pero aquello no iba con la idea del joven que
sin desatender sus deberes para el hombre que lo mantenía e instruía, pasaba
todos sus ratos libres entregado a la oración: en una edad en que la mayoría de
los muchachos sólo piensa en las cosas mundanas, el joven Kuncewicz se refugiaba
en el templo, sumido en el rezo y la plegaria.
Su bondadoso patrón jamás le hizo reconvención alguna si, por esta causa,
llegaba algunos minutos más tarde a cumplir sus deberes hacia él. Por el
contrario, se admiraba de la fe del muchacho. Y esta fe fue la que le arrastró
hacia el convento que los Padres Basilios tenían en Vilna. Ingresado en la Orden
Basilia, el futuro Santo se entregó al estudio de la liturgia y los Padres de la
Iglesia. Fue la suya una vida ascética, absorto en sus estudios, buscando la
forma más eficaz de oponerse a los cismáticos. Para él resultaba altamente
doloroso contemplar las herejías sin encontrar el medio de contrastarlas. Más
tarde, basándose en sus propios devocionarios, creyó haber dado con estos
medios, a través de su espiritualidad que se amoldaba perfectamente a la Iglesia
oriental. La oración "Jesús, Hijo de Dios vivo, apiádate de mí y de los
pecadores", era como la respiración de su alma. Así, gracias a su ejemplo, fue
como quedó convertido en el renovador de la Orden de los Basilios.
Por otra parte, sus predicaciones y escritos ejercieron tal influencia en la
reconciliación que sus enemigos llegaron a denominarlo como "el ladrón de
almas". Amigo y principal colaborador del Obispo de Kiev, Tutski fue nombrado en
el año 1.648 arzobispo de Folock. Pero él seguía buscando afanosamente limar las
asperezas que dividían a la lglesia oriental, hasta forzar la unión de todos.
Pero la Unión de Brest acarreó muchas dificultades, tantas, que intensificó las
corrientes que tendían a suprimir el rito ucraniano y latinizar a los Uniatas. Y
llegó su martirio. No obstante, gracias a él se consiguió la reconciliación que
él, en vida no había conseguido lograrlo pese a todos sus desvelos en su difícil
labor pastoral. ¿Qué fue lo que sucedió?. Ocurrió que hallándose el Santo en la
localidad de Vitebsk, el día 12 de noviembre de 1.623, el populacho, incitado
por agitadores irrumpió en la residencia de aquél a quien llamaban
despectivamente el "Papa latino".
Fue una turba de hombres armados, cegados por el odio, la que irrumpió en la
vivienda del arzobispo. Este intentó calmar a los energúmenos, pero al comprobar
que estos cada vez se tornaban más y más violentos, se interpuso entre la chusma
y aquellos que le habían estado visitando en un intento por salvarles la vida.
Lo que ocurrió fue que los atacantes en lugar de aplacarse, se enfurecieron
todavía más y abalanzándose sobre Kuncewicz, lo asesinaron vilmente. En su
terrible agonía, el arzobispo aún rezaba por los que le mataban, musitando
aquellas palabras: "Señor, perdónalos que no saben lo que hacen". Pereció a
golpes y patadas y sus asesinos abandonaron la vivienda, entre groseras
carcajadas, sin mostrar arrepentimiento alguno por su terrible acción.
Pero aquél crimen conmovió las conciencias y despertó de su letargo el clero
latino que, hasta entonces, sólo había estado atento a sus querellas internas,
precisamente las mismas que el arzobispo había tratado por todos los medios de
anular, buscando la precisa y necesaria unificación.
Una vez establecido el orden e impuesta la autoridad del rey, la espantosa
acción tuvo como resultado que la tan deseada unión del clero se llevara a
efecto. Fue como si el abominable crimen hubiera constituido el necesario
sacrificio para que todos sintieran despertar en sus conciencias la vergüenza y
el arrepentimiento por sus pasados errores.
En efecto, muy posiblemente sin la muerte del arzobispo basilio Jisafat
Kuncewicz no se habría llevado a efecto la unión; esa unión que había de
constituir uno de los pilares básicos y decisivos para conseguir una
reconciliación corporativa en la que se garantizase la vigencia de la antigua
liturgia eslava y el respeto a las costumbres tradicionales. Queda por decir que
la fiesta del Santo se celebra el día 14 de noviembre.