Orden de los Caballeros Dorados
(Orden imperial, sagrada y angelical)

 

 

Esta orden fue conocida también como «de los Ángeles y Constantiniana de San Jorge», además de la ya expuesta.

Su historia es la siguiente: En el año del Señor de 312, el emperador Constantino, estando próximo a dar una batalla contra Maguncia, vio en el cielo una cruz resplandeciente, rodeada de las palabras: In hoc signo vinces (con este signo vencerás). Admirado por esta visión y lleno de confianza en Dios, hizo escribir en los escudos o adargas de sus soldados, el monograma de Cristo y las susodichas palabras.

Librada por fin la batalla, se decidió la victoria a su favor, y para demostrar cuan agradecido quedaba al beneficio recibido del cielo, fundó una orden de caballería, que dedicó a san Jorge, bajo el nombre de Milicia Constantiniana de san Jorge. El emperador Isac Anges Comménes la dotó de nuevos estatutos en el año 1190, e impuso a sus caballeros la regla de san Basilio.

Esta orden adquirió bien pronto gran celebridad, y prestó grandes e importantes servicios a la causa cristiana.

El título de gran maestre de la orden fue motivo de serias contestaciones que tuvieron lugar entre las cortes de España, Nápoles y Parma, cuyos respectivos soberanos pretendían ser los adecuados, fundándose para pensar esto en los hechos siguientes:

  1. La familia de Comménes, como a dignidad hereditaria, poseía el título de gran maestre de la orden Constantiniana de san Jorge, ya que su último vástago, Ángel Andrés Flavio Comménes, la cedió perpetuamente al duque de Parma, Juan Francisco Farnesio, el día 5 de agosto del año 1699.
  1. Don Carlos, hijo de Felipe V, rey de España, al suceder a Francisco Farnesio en la soberanía del ducado de Parma, le correspondió el título de gran maestre de la orden. Y habiendo poco tiempo después cambiado su ducado por el reino de Nápoles, hizo trasladar a esta corte los archivos de la mencionada orden. La que reformó en el año 1759 bajo el nombre de «Constantiniana de san Jorge». Más tarde, el príncipe ascendió al trono de España por la muerte de su padre Felipe V, y su hijo Fernando recibió con la corona de Nápoles el título de gran maestre.
  1. Por otra parte, el infante don Felipe, hermano de don Carlos, reclamó aquella dignidad en calidad de duque de Parma. Mas, sus protestas, lo mismo que las de su hijo, no alcanzaron ningún resultado. Y, así, la orden constantiniana quedó unida definitivamente a la corona  de Nápoles. Después de la conquista de este reino por los franceses, fue trasladada a Sicilia, y vuelta a Nápoles en el año 1814.

Por el traslado del año 1815, los ducados de Parma y Plasencia fueron cedidos a la archiduquesa María Luisa, ex emperatriz de Francia, la cual, fundándose en que era descendiente directa de la casa de Farnesio, se declaró gran maestre el día 23 de agosto del año 1816. Y a fin de evitar que se produjeran las antiguas discusiones, se acordó que en lo sucesivo la orden sería conferida indistintamente por los soberanos de Parma y Nápoles.

Hoy, esta orden, esta destinada a recompensar a las personas que se distinguen por sus virtudes, méritos, bellas acciones, o que, de cualquier otra forma, se hacen dignos de esta recompensa.

Durante los dos siglos pasados, esta orden asistió con humildad y generosidad a los enfermos, en los hospitales, durante la Primera Guerra Mundial a favor de la tropas; durante la Segunda Guerra Mundial a los prisioneros colaborando con la Presidencia de la Oficina de Prisioneros y Búsqueda de los mismos, y con la Cruz Roja italiana. Y también en la guerra de Kosovo ayudaron a los niños desamparados.

Sus individuos están divididos en cuatro clases:

  1. Grandes dignatarios.
  2. Grandes cruces.
  3. Comendadores.
  4. Caballeros.

La divisa de esta orden es un trofeo de oro, compuesto de casco, coraza, cuatro banderas, dos cajas de guerra y dos cañones. Del cañón pende, por medio de un anillo, una corona real que va unida a una cruz florlisada, esmaltada de carmesí, fileteada de oro, en cuyo centro hay una «X» del propio metal. Y en las cuatro puertas de la cruz, las letras I.H.S.V., aludiendo a las palabras: In hoc signo vinces, y en el brazo transversal «A» de ALFA y una «Ω» de OMEGA, todo de oro. De la cruz pende la imagen de san Jorge a caballo en actitud de matar al dragón. Toda la condecoración, que tiene de largo como un cuarto de vara española (medida de longitud equivalente a 835 milímetros y 9 décimas), se lleva al cuello pendiente de una cinta azul celeste, de tres dedos de ancho.

La sede del Gran Magistero está en casa del Gran Maestro y la de la Gran Cancillería se encuentra en Nápoles. La Secretaría de la Orden se encuentra en Roma en vía Sistina, 121.

El Estado italiano reconoce formalmente la Orden que, desde 1963 autoriza a los ciudadanos italianos a adornarse de las condecoraciones de la misma, dispuesto en el art. 7 de la ley 178 del 3 de marzo de 1951. Los ciudadanos italianos condecorados con la Cruz de la Orden pueden pertenecer a la Asociación Nacional Italiana de los Caballeros Constantinianos, instituida en Ente Moral con decreto del Presidente de la República (30 marzo,1973). La Orden ha sobrevivido en la caída del Reino de las Dos Sicilias por qué, según la ley internacional, una Orden dinástica caballeresca no está asignada a un sitio nacional ni a la presidencia de uno Estado soberano, sino está atribuida al Jefe de una dinastía real, y varios decretos otorgados entre 1734 y 1861 aclaran que el Gran Magisterio de la Orden Constantiniana es inseparable de la supremacía de la Real Casa de las dos Sicilias.